Los datos con cuentagotas que se hacen públicos sobre la recogida selectiva en la ciudad indican que esta práctica no logra frenar la caída en picado iniciada hace ocho años.
Según el último barómetro de recogida selectiva de la sociedad Ecoembes, la cantidad de envases ligeros recogidos (de plástico, metal y briks) es de 7,9 kilos por habitante y año. La cifra de Vigo es, junto con la de Pontevedra, la más baja de las ciudades gallegas y supone la mitad de la que registra Santiago (15,2) y muy alejada también de Ferrol y Ourense, con 11,9 y 11,4 respectivamente.
Desde que se inició la caída, el Concello de Vigo ha eludido hacer públicos los datos y, como mucho, se ha limitado a confirmar alguno aislado emitido por Ecoembes, como que es la ciudad gallega donde los vecinos menos se equivocan a la hora de echar la basura en el contenedor amarillo. Los errores suponen el 15,8 % frente a un 37,9 % de Santiago, donde se produce la máxima confusión.
Tampoco la recogida selectiva de papel y cartón ha logrado remontar y entre el 2010 y el 2013 bajó de 16,40 kilos por habitante a 10,22, una cifra muy por debajo de la media española, situada en 16,70 e incluso por debajo de la gallega, con 12,90. En este apartado, Vigo es con Ourense la ciudad gallega con menos papel y cartón reciclado.
En opinión de la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón, Aspapel, una correcta política de este tipo de residuos requiere de su promoción y de las infraestructuras necesarias, así como la colaboración ciudadana, para la que resultan muy eficaces las campañas informativas desde los respectivos concellos.
Otra de las causas del descenso de los últimos años podría estar en los efectos de la crisis económica, lo que ha dado lugar a la aparición de grupos organizados para la recogida ilegal de cartón, como se ha podido observar en repetidas ocasiones en calles tan céntricas como Urzaiz.
La época más boyante para el reciclaje tuvo lugar en los años 2004 y 2005. Fue en el primero de ellos cuando la recogida de residuos en los contenedores amarillos se triplicó al pasar de 494.210 kilos a 1,4 millones, un 181 % más. En total, el reciclaje aumentó en esos dos años un 40 %, aunque no llegaba a la media gallega.
El ascenso guarda relación con las campañas lanzadas por aquella época desde el Concello para mentalizar de las ventajas de separar los vertidos. Una de ellas es el ahorro que podría suponer en la factura de la basura de cada ciudadano, calculado en unos 32 euros en cada hogar de la provincia.
El total de los municipios pontevedreses envían a Sogama 345.000 toneladas al año, de las que cerca de 100.000 corresponden a Vigo. Fuente: La Voz de Galicia
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