La pérdida de sostenibilidad y el agotamiento de los recursos de nuestro planeta es una realidad. La contaminación se encuentra presente desde hace ya varios años en nuestro día y día, siendo una de sus causas precisamente uno de los elementos que han colaborado al progreso de nuestra sociedad, el carbono negro. 

Pero, ¿qué es exactamente el carbono negro? Es un componente que tiene su origen en elementos de la naturaleza como la leña o los combustibles fósiles que, al ser quemados, se mantiene en la atmósfera y generan un aumento notable de las temperaturas en todo el planeta. Obviamente, este aumento del calor está influyendo de forma negativa en el devenir de un planeta que está desbordado y cuyos límites ya ha superado hace tiempo.

Con la llegada de la industrialización, la urbanización de gran parte del territorio mundial y el incremento del parque automovilístico se ha disparado la contaminación global. Así, el carbono negro de los vehículos, el polvo que sueltan las carreteras al ser usadas y el desgaste que generan los vehículos en sus ruedas y frenos, también se suman a los elementos que emiten carbono negro. Actualmente los grandes emisores de este componente son el transporte y las grandes centrales eléctricas impulsadas por carbón.

Entre las consecuencias que genera el carbón negro se encuentran: 

-Desastres naturales: como tormentas tropicales o inundaciones históricas. 

-Incremento de las temperaturas: el dióxido de carbono es el gran emisor y causante del efecto invernadero en La Tierra. Ahora, el carbono negro aparece en segundo lugar, contribuyendo a un calentamiento global que tiene graves consecuencias.

-Crisis sanitaria: la permanencia del carbono negro en el atmósfera tiene consecuencias muy perjudiciales para nuestra salud. Algunas de ellas son reacciones cutáneas, brotes alérgicos, aumentos de fatiga, problemas cardiovasculares…

La contaminación afecta al planeta, a la salud de los habitantes de todo el mundo y pone en un compromiso al futuro de nuestro planeta.