En numerosas ocasiones podemos pensar que determinados objetos y materiales pueden no ser objeto del proceso de reciclaje. Pero, en realidad ocurre todo lo contrario. Por ese motivo en esta ocasión te traemos un post dedicado a los contenedores de escombros.
Seguramente te suenan estos grandes contenedores que aparecen de repente en las calles próximos a una obra. Se trata de contenedores especiales para los restos de dichas obras de construcción y, según las necesidades de cada obra, se pueden disponer de distintos tamaños.
Aparecen en las calles contratados por las empresas especializadas durante un determinado tiempo y deben cumplir con la Ordenanza de Limpieza de Espacios Públicos y de Gestión de Residuos. En ellos se depositan diversos residuos como ladrillos, cerámica, hormigón, piedras, madera o incluso plásticos o materiales eléctricos. Una vez alcanzado el volumen máximo admisible, el poseedor del contenedor deberá comunicarlo de forma inmediata para su sustitución o retirada en un plazo inferior a las 24 horas.
Son precisamente estas empresas especializadas las que se encargan de depositar los residuos en las plantas de reciclado. Pero, ¿cómo es exactamente este proceso de reciclado?.
Dado que este tipo de contenedores contienen diferentes tipología de residuos, en una primera etapa se separan los residuos más voluminosos e impropios, como maderas, hierros, cartones y plásticos, después se separarán los menos densos o pesados a través de chorros de aire.
Tras esto, un potente imán se encargará de atraer los restos y materiales férricos para pasar, posteriormente, a la fase de clasificación manual, donde varios operarios inspeccionan y separan el material según su tipología.
Después de los procesos de separación y clasificación, se trituran todos los residuos en diferentes tamaños, según el uso que se le vaya a dar posteriormente a cada partida.
Además de esto, una vez el interior de los contenedores se haya reciclado, los escombros se emplean para nuevos usos como estabilizar suelos y carreteras, el mantenimiento de vías, drenajes, rellenos, etc. Es decir, vuelven a convertirse en material de construcción complementando así un circuito perfecto de reciclado y ayuda a la sostenibilidad de nuestro planeta.