La forma de definir Zero Waste es sencilla y no lo es a la vez. Se trata de un movimiento, una filosofía, una forma de vivir que nos lleva a evitar al máximo posible la generación de residuos. Se basa en un conjunto de prácticas y consejos que podemos aplicar a nuestro estilo de vida para reducir considerablemente la basura de nuestro entorno.

Para que este movimiento tenga sentido y consigamos el objetivo de residuos cero es importante implementar tres tipos de cambio a diferentes niveles:

  • Cambio personal: cada uno de nosotros debe ser consciente del gasto material y energético que genera cada una de nuestras acciones, repensando nuestra manera de consumir.
  • Cambio social: no solo debemos empezar a actuar en casa, también tenemos que llevarlo a nuestro lugar de trabajo y a las escuelas. La educación medioambiental es una de las bases más importante para que podamos seguir disfrutando de nuestro Planeta.
  • Cambio estructural: para que esta iniciativa tenga éxito, es imprescindible que se apoye a nivel administrativo y se den facilidades para que, tanto ciudadanos como grandes empresas y organismos públicos, adopten estas medidas.

En cuanto a su origen, cuando hablamos de un movimiento tan amplio y que puede abarcar casi cualquier lugar del mundo, es difícil establecer un punto inicial desde el que partir.

Una de las mayores activistas que han dado visibilidad a este movimiento es Bea Johnson. Autora del blog Zero Waste Home (que después se convirtió en un libro vendido mundialmente), nos da consejos sobre cómo podemos reducir los residuos que generamos en casa.

Antes de ver cómo podemos llevar una vida lo más cercana posible al Zero Waste, cabe hacer referencia a las connotaciones ideológicas y sociales de este movimiento, altamente ligado al ecologismo, la defensa medioambiental, el comercio local y, en mayor o menor medida, a otros movimientos como el veganismo o los derechos animales.