La denominada ansiedad climática hace referencia a la preocupación, la frustración, el dolor e incluso la ira asociados a la realidad de la crisis climática y al constante fracaso de los gobiernos a la hora de actuar con la urgencia que requiere.
Estos sentimientos surgen como una respuesta a la crisis climática, la destrucción del mundo natural y a la inacción política.
Es frecuente que nuestra sensación de ansiedad provenga del amor, respeto y dependencia que tenemos por el Planeta y los recursos que nos proporciona. ¿Cómo no sentirnos ansiosos ante la degradación a la que estamos sometiendo a la Tierra?
Nuestros sentimientos no son el problema. La realidad de la crisis climática y la crisis de biodiversidad, junto con el fracaso político, sí que lo son.
Esta ansiedad climática la sienten personas de todas las edades y en todas partes las partes del globo. Estudios recientes muestran que en la mayoría de los países la ansiedad relacionada con la crisis planetaria es muy alta.
Pero ¿qué podemos hacer con la ansiedad climática? Si la ansiedad climática es una respuesta saludable y natural, entonces, ¿cómo podemos vivir con ella?
En este sentido es bueno conocer algunos consejos e ideas que nos pueden ayudar:
-Recuerda que no estás solo.
-Crea un espacio para hablar sobre el cambio climático.
-Debes saber que esto no depende solo de ti.
-Haz todo lo que puedas para cuidarte física y emocionalmente.
-Pasar tiempo en la naturaleza puede servirte.
Es importante tener presente que todavía tenemos en nuestra mano frenar el cambio climático y gran parte de sus consecuencias.
Algunas iniciativas y una sensibilidad creciente de los ciudadanos nos indican que las cosas se están moviendo, hay un nuevo impulso, y existe todavía muchísimo espacio para cultivar una esperanza sostenible radical y fundamentada.