El uso de las pilas en nuestro día a día se ha ido reduciendo con el paso del tiempo y la aparición de nuevas tecnologías. Aún así, su uso sigue siendo bastante común a diferencia de lo que se puede pensar en un principio. 

Una vez que su vida útil llega a su fin pasan a convertirse en un residuo peligroso que puede ocasionar graves problemas medioambientales, ya que cuenta con una alta concentración de materiales pesados, altamente tóxicos, como son el cadmio, el plomo y el mercurio. Además, si este tipo de metales se acumulan de forma incontrolada pueden llegar a la fauna marina y, por ende, a la cadena alimentaria. Lo que pondría en riesgo la salud de las personas. 

Para impedir que esto suceda es importante saber dónde depositar este tipo de residuos. Los contenedores se encuentran normalmente a pie de calle o en aquellos centros de recogida selectiva de residuos domésticos (puntos limpios). 

Dependiendo del tipo de pila del que se trate su proceso de reciclaje es diferente, es decir, en el caso de las pilas convencionales se separan los diferentes componentes que las forman mediante un tamiz vibratorio, donde se extraen aquellos componentes reutilizables. 

Por otro lado, las pilas de mercurio (de botón), se reciclan mediante un proceso de calentamiento donde el mercurio que contienen se extrae a través de la condensación de gases mercúricos.

Recuerda depositar en el contenedor habilitado para ello las pilas de de litio, de ion de litio, de plomo, salinas/alcalinas y pilas de botón. Evita depositar cualquier otro tipo de material que no sean pilas por mucho que cumplan una función similar.