Como sabes, para facilitar la gestión de residuos el reciclaje es el perfecto aliado. Cada vez que los ciudadanos optan por depositar los desechos en el contenedor correcto se contribuye a la mejora del proceso y al ahorro de tiempo de energía consumidos durante éste. 

Seguro que ya conoces de sobra la diferencia entre cada contenedor pero, por si las dudas, aquí te dejamos un pequeño recordatorio:

-Contenedor azul: este contenedor es específico para cartón y papel. 

-Contenedor verde: destinado al vidrio. 

-Contenedor amarillo: está destinado a los envases de plástico, latas o envases tipo brik.

-Contenedor marrón: dedicado a los desechos orgánicos. 

-Contenedor gris: asignado a todos aquellos residuos biodegradables que no tienen un contenedor específico.

En el día de hoy nuestra intención es que conozcas un contenedor más, el contenedor rojo. Este tipo de contenedores están destinados para depositar ropa y calzado en su interior. Estos residuos disponen de fines de los que carecen el resto de objetos. 

Por un lado, un fin social que permite que las prendas que no utilizamos se destinen a personas que sí que las necesitan utilizar, además, este proceso genera empleo a colectivos desfavorecidos y les permite una mayor integración en la sociedad. 

Son principalmente labor de organizaciones benéficas. La mayoría de los ayuntamientos permiten dejar ropa usada en un punto limpio fijo y en las grandes ciudades se permite además otros tipos de recogida como contenedores en vías públicas, recogidas a domicilio, puntos limpios móviles… 

Sumado a esto, también debemos recordar que existen residuos textiles que no pueden reutilizarse ni reciclarse por ello se procederá a su incineración para valorar si se puede convertir en energía.