Aprovechando que nos encontramos en pleno verano, en el día de hoy hemos decidido traerte un pequeño recordatorio de las consecuencias negativas que posee la presencias de plásticos en mares y océanos. 

Como sabes, en Reciclaje y Gestión Medioambiental nos encargamos de que este tipo de residuos termine en los lugares apropiados para poder llevar a cabo su reciclado. 

Se estima que para el año 2050 la posibilidad de que los mares cuenten con más plásticos que especies marinas es casi una realidad. Durante el último año 8 millones de toneladas de plástico fueron depositadas en el mar, 150 millones de toneladas en total si tenemos en cuenta también a los océanos. Esta situación ha provocado la creación de las denominadas islas de plástico.

Está en nuestro poder hacer que este panorama cambie y ser más conscientes de cómo afecta nuestra conducta al medio ambiente. A continuación te mostramos tres consecuencias derivadas de este tipo de comportamiento:

-Alteraciones en la alimentación y vida de los animales

Muchos peces ingieren estos plásticos, lo que en muchas ocasiones provoca su muerte. Esto sucede ya que este tipo de residuos se confunde con diferentes tipos de plantas u otras especies.

Además de afectar a su alimentación, los plásticos también afecta a la vida de las especies. En el proceso de descomposición de los plásticos, se liberan químicos como el bisfenol A, una sustancia que puede perjudicar la reproducción de las especies marinas.

-Eliminación de ecosistemas

Como mencionamos anteriormente, la acumulación en gran cantidad de los plásticos genera la creación de islas. Algunas especies de bacterias, presentes en este tipo de residuos, se mueven libremente por nuestros océanos y llegan a algunos ecosistemas que no están adaptados a ellas. Así, se podría provocar la dispersión e incluso desaparición de algunos de estos ecosistemas.

-Afecta a los seres humanos

No solo las especies y los ecosistemas se ven afectamos, nosotros también. El motivo se encuentra en que el 10% del oxígeno de nuestro planeta proviene de la bacteria más abundante del océano, denominada ‘Prochlorococcus’, a la que perjudica de forma notable la contaminación plástica.